lunes, 21 de diciembre de 2009

mil visitas

eeee bhamo los pibes :)


jajaj
tenía que poner un update zonzo alguna vez...

viernes, 18 de diciembre de 2009

me escapé de la cama

con lo bien que estaba con tus brazos de canela en rama..

martes, 8 de diciembre de 2009

último tango

Nos acercamos lentamente, aniquilándonos con la mirada. Cada paso más cerca, y ahora tu mano, tu mano que rodea mi núbil cintura y yo te agarro, fuerte (tanto odio), del hombro, acércate, lejos mío. Suena ya el sonido del pivot, y nos arremolinamos en el centro del mandala. Por qué te vas. Por qué no. Los párpados cayendo, el olor del cedro en mi pecho, que ahora se presiona con el tuyo mientras me conducís con brío hacia el punto sin retorno, el crepúsculo de tus labios. Por qué te vas. Ni yo lo sé. ¿Me amás? Si el amor es correr hacia el destino, si el amor es la lluvia, y tus besos, y el no saber, sí, te amo. Nunca una respuesta sencilla. La vida no lo es. Tus brazos se abrieron, te rodée con mi cuerpo (ojos de felina embaucada) y en ese momento, la calma furiosa, el clamor mudo de mi tempestad. Quedate conmigo. Vení conmigo. Y de nuevo hacia tu seno, a tu calor y a la distancia ardiente, vino tinto corriendo, taurino, por mis venas. No sos vos, soy yo. Enganche frenético. Qué hijo de puta. No me mires así. Yo necesito mutar, y vos decidís quedarte. Yo no me quedo, vos me dejás atrás, que es muy distinto. Distinto, el amor, qué distinto. Distinto, e igual al peso del mundo, igual al dolor de tu boca sabor canela besándome suavemente en el cuello. Te quiero. No te vayas. Y de nuevo a rodearte, y a salir y una vez más me traés hacia vos. Este tango, miel, es como nosotros. Es el desamor del mundo y el amor de tus palabras, la paz pasional de tu ser. No puedo vivir sin vos. Tendrás que aprender. El sonido del violín rasgo el aire viciado de penas y olvido y nuestro último tango quedó atrás. Me besaste la mano, tus labios deteniéndose un instante en mis nudillos, el corazón que latía sin latir. Con el corazón en un puño, te ví descender por el caminito de tierra y olvido, hacia dónde no lo sé, y sola, en aquella milonga que ahora era de fantasmas, bailé conmigo misma, aprendiendo a amarme sin tu reflejo, a vivir sin tus palabras, aprendiendo, por fin, a vivir sola.

el momento de estar juntos

Aminoro el paso a medida que llego, no sea cosa de que el tiempo se delinee en una espiral perversa, curvilínea y esquiva, y nos volvamos a desencontrar. Camino e inhalo profundo para apaciguar la cadencia de mis jadeos, pero una vez más mi corazón se acelera, y sin importar cuánto oxígeno bombee a mi perturbada cabeza, siempre me llega, imponente e inevitable, el mareo. Desacelero aún más el ritmo de mis pasos y me detengo –por premeditada casualidad- en el pórtico de tu alma. Anudo mis pies, no sea cosa que me de por huir en el momento más inoportuno, y miró a través del cristal unos instantes, la vigilia, las ansias y la espera en mi mirada. Miro la hora presa de mi muñeca (¿o mi muñeca presa de la hora?) y con la mirada gacha vuelvo a caminar. Tal vez, un día de estos la casualidad, el destino y mi reloj le peguen en el centro a la diana de tus ojos color pradera, y finalmente, sea el momento de estar juntos otra vez.