domingo, 4 de julio de 2010

Texas blader

Chico dancer por la carretera 143 O para a pedir un vaso de café. Chica roller blade, roller roller blade, sirve empilchada con pestañas postizas y una boa fucsia un expreso macchiato caldo, mocha latte chino, chino mocha latte quente, whateva. Chico dancer le pregunta: "¿trabajás o estudiás?", chica roller lo increpa: "¿te crees que estoy estudiando mientras te sirvo café, paparucho?" Chico dancer sale del parador cabizbajo y abatido, bailando un Troilo con los ojos.
No muy lejos, dos bandidos porteños vestidos de cowboys acechan la cafetería, armados de sendas bolsas de lino y pistolitas de agua. Esta noche, es luna llena, uo o, uo o, ¡vamos a llenar la billetera! Bandido uno le pega con una vieja prensa obrera a bandido dos. "Estás cantando desafinado". Bandido dos ahora es un payaso triste vestido de bandido.
El jefe de chica roller se acerca a la barra, donde dos cucarachas bailan al son del merengue. Dos nubes cubren la luna llena. El jefe dice algo, al pasar. Chica roller llora, y se va al baño a comer tiza.
Bandido uno enciende el motor, aprieta el embriague, pone primera, suelta el embriague, aprieta el acelerador, recorre ciento cincuenta y cuatro metros y para a 10 metros, cuarenta centímetros de la puerta del parador. "Te espero en el auto", dice, y se prende un cigarrillo misto, mitad tabaco negro, mitad paraüayo. Bandido dos se pone una mascara de Perón y sale.
Chico dancer en su Volkswagen modelo Transporter '64, agarra su rockola portátil y sale. En su alma no está la rendición ni la redención. Enfila hacia el bar.
Bandido dos, entrando a los gritos, la música que se corta, los floreros rotos en el piso. Un eco distante: "¿vos sabes lo que haría si me ganase la lotería?" Pestañas violetas que enmarcan sus pupilas dilatadas, sus pupilas en una banqueta, sus pupilas en-candiladas. Una amenaza, un arma contra su cabeza. Chico dancer entrando, mirando a su alrededor. Sabe desde que nació que es hora. Aprieta play. Llega el momento de la acción, la reacción, el paso Magnum, que tira la pistola al cubo de basura. Un, dos, un, dos, tres, va. Cosmicorgásmica coreografía, sucesión de intrincados movimientos, una mano que se estira/otra que la toma. Dos compases en uno, una cantimplora rebosante de electroflores y de magia. Una pistola que dispara un shot de tequila en la boca de quien aprieta el gatillo. ¿Suicidio metafísico? Un bandido dos que zapatea al compás. Bandido uno que entra enojado, y menea, cual perro embravecido, con la asfixia de los gallos de fondo, en la cruda noche tejana.

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