El sarcófago.
para mi abuelo Leonardo, fallecido el pasado 17 de octubre. te amo con toda mi alma y mis pensamientos estan con vos, donde sea que estés.
Entrar a la habitación donde esperabas calmada y apaciblemente la muerte me heló el corazón, me anudó la garganta y me anegó los ojos. Ver tu carcaza inerte, vacía, tu mirada cerrada, tu esquelética agonía de lento acabar… todo era como ver una maza de escarchado furor arremeter con brío contra mi pecho. Me arrodillé junto a tu lecho, cual devota en vasto y lóbrego santuario y con ceremoniosidad te tomé ambas las manos. Manos que morían con cada latir, manos que no tomaron las mías. Te miré con una sonrisa velada y te hablé sin saber si alguna vez me oíste. Te dije que te amaba, que siempre lo hice. Que fuiste el ejemplo mejor, que nunca iba a olvidarte, que te llevaba en cada latir. La oscuridad y tu acompasada respiración me oprimieron, y con los ojos húmedos y el corazón embargado de tristeza, te besé en la frente, mi abuelito amado, y me despedí de vos. Hasta pronto, en el edén nos volveremos a ver.
lunes, 16 de febrero de 2009
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